No
quiero cargar encima el peso de la mentira que le dije a mi abuela, así que
estuve pensando en que ya que le había dicho que estaba saliendo con alguien,
bien podía hacerlo realidad.
Comencé
entonces a buscar señales por todos lados. Necesitaba una víctima. Estuve
pensando gran parte de la mañana en invitar a Irma a salir. Es guapa, soltera,
tiene la edad, el cabello, huele bien, no es más alta que yo y creo que me mira
de reojo cada vez que paso al baño, pero me arrepentí tres veces.
La
primera llegué a su puesto y me quedé mudo. Dos años trabajando juntos y no
hemos hablado más de tres minutos seguidos. Además ella es intimidante. Levanta
el pecho cada vez que hablamos y siento que a veces puedo tocarlo con la nariz.
-¿Tienes
sacapuntas?-le digo sin poder mirarla a los ojos.
-Pero
anda y pide en Contabilidad un lápiz mecánico, tengo añales que no sé lo que es
sacar punta.- no fue la frase correcta. Sentí que me disminuía al tamaño de un
lápiz. Creo que no estoy preparado para una hembrona como esa.
Mientras
caminaba a Contabilidad vi a Yesica, la de recursos humanos. Pensé que ella
podía ser la candidata perfecta. Tiene un hijo, pero está soltera y tiene muy
buena figura. Tremendas piernas sobre todo. No sé qué pensaría mi abuela del
niño, pero no tiene por qué saberlo aún.
-Adrián,
estaba justito por ir a buscarte.- me lanza antes que yo llegue hasta ella.
-¿A
mí?- susurro sorprendido.
-Sí, quiero que me “cojas” un número. Yo sé que tú eres de esos pelaos que siempre
cooperan con una. Mira que viene la fiestecita de mi pelao y quiero botar la
casa por la ventana. ¿Cuántos quieres?
Probablemente
Yesica estaba más necesitada de lo que yo pensaba. Agarré cinco números de la
rifa.
De
Contabilidad me mandaron a Administración y en ese trayecto descarté a todas
las mujeres decentes de la oficina. Parece que ese no era el lugar correcto
para buscar a la mi nuevo “levante”.
En
el almuerzo me senté sólo en una esquina. Andaba de bajos ánimos. La palabra
correcta es decepcionado. Mientas jugaba con la comida, porque el hambre había
desaparecido, se me sienta al lado Yami, a la que nunca consideré porque es la
que está sentada al lado mío y creo que me conoce los suficiente como para
rechazarme a la primera.
Pero
casualmente ella, que nunca se calla, comienza a hablar de cine y de lo mucho
que quiere ir a ver la película de Harrison Ford, entonces no se me ocurre nada
más brillante que decirle: <Si quieres vamos hoy, que es medio precio>.
Después de mirarme por dos segundos (que pudieron ser
horas) con cara de incógnita. Soltó un <Dale, pues>, que cambió mi estado
de ánimo. Eso hasta que caí en cuenta de que estaba emocionado de invitar a
Yami al cine. Ella, la que ama el chayote, dice “enantito” y llora leyendo la
revista “Ellas”.
Mi
plan era hacer algún acercamiento esa noche y si algo no salía bien, hacer como
si nada hubiese pasado. Después de todo yo era el único que sabía de mis
intenciones.
-Nos
vemos a las siete en el cine. La película comienza a las siete y media. Me
gusta llegar siempre temprano para agarrar puesto. ¿Quieres que te compre algo
de comer para que no tengamos que hacer fila? ¿Te gusta arriba o abajo? Yo
prefiero en el medio, sabes…como me cuesta ver, es mejor ni tan cerca ni tan
lejos- eran palabras mías evidenciando mi nerviosismo.
-Ay
oye, ni que fuera estreno. A las siete en punto-dijo antes de irse.
Apenas
y pude bañarme y cambiarme. A las seis y media estaba yo afuera del cine. Me
sentía ridículo, pero de alguna forma, tenía que causar una buena impresión a
mi futura novia. Creo que me puse demasiado perfume, todos volteaban a verme.
Parecía que medio Panamá estaría en el cine esa noche.
Seis
y cuarenta y cinco. El tiempo no avanza, ya comienzo a desesperarme. ¿Si la
llamo? No, me dijo a las siete, falta quince minutos aún. Mi manos dan pena,
tengo las uñas largas. ¿Qué pensará Yami de eso?
Acaba
de pasar mi vecino con su novia. ¿Compro los boletos? Mejor me siento aquí.
Apenas las seis y cincuenta. Este reloj se me está jodiendo. El celular tiene
la misma hora. Ya me imagino a mi abuela preguntándole cómo nos conocimos. La
verdad nunca me imaginé saliendo con alguien del trabajo pero, viéndolo bien,
la muchacha es simpaticona.
Faltan
todavía cinco minutos. Resulta que todo el mundo vino al cine hoy. Allá van dos
compañeros de la universidad. Si fumara, probablemente ya me hubiese acabado
una cajetilla. Creo que estoy nervioso. Lo asumo: estoy nervioso.
Está
vibrando mi celular. Un mensaje de texto. <YA STOY YEGANDO. SPRAM X LA NTRADA>. Va a llegar. ¿Qué voy a decir? ¿Cuáles serán mis primeras
palabras? “Te estaba esperando con ansias Yami”, no, no hay que parecer
desesperado. “Hace mucho que no nos vemos”, menos…es un chiste trillado. “Pero
qué guapa, te arreglaste”, no seas burro Adrián.
-Buuuu-
me sorprende por la espalda. Es ella. Me volteo lentamente con la cara de
idiota más rebuscada de mi vida para descubrir que no está sola. –Creo que no
conoces a Yorch ¿Verdad?-
Tiene
novio. Dos años trabajando uno al lado del otro y nunca supe que la condenada tenía
novio. Justo ahora se tenía que aparecer con él. ¿Y por qué no me avisó?
Después
de los apretones de mano y las risas fingidas vamos a la taquilla a comprar los
boletos. -Si quieren yo me adelantó y compro las tres entradas- , les digo,
tratando de huir. Cuando regreso Yorch solo agarra los dos de ellos y me dice
“gracias”. Yo no tengo cara para decirle que son ocho con cincuenta.
Ahora
les digo que se adelanten para agarrar buenos asientos, que voy a comprar “pop
corn”. La fila es enorme, ello siguen sin remordimiento. Mientras la película
comienza yo estoy todavía esperando tras seis personas. Mi celular vuelve a
vibrar <Yorch quiere nachos y cocacola light>.
Yo
creo que Yorch no va a hacer su noche a costilla mía. Voy a la taquilla y
compro “UN” boleto para esa película francesa que nadie va a ver. Apago mi
celular, y con mis nachos con queso y chili me siento adelante. Paso toda la
película llorando ¿Qué diablos voy a hacer ahora?
Continuará...
Antes en la Guía del soltero feliz
6 comentarios:
Me mató de la risa, me recordó a Memo el brujón y me imaginé a Yorch (¿qué clase de nombre es ése?) diciendo: "Al fin me encontré un congo, man".
Me encantó! Pobre tocayo, man. Esas tipas como Yami y su novio Yorch... GRRRR! :(
JAJAJAJAJAJAJA... q mal plan mi chavo... y q tal q si el dichoso Yorch no es nada menos q su hermano??? o al emnos q no haya leido b pero no noté q mencionaras q t lo había presentado como su novio vd? solo como Yorch, jajajajajaja ay en vdd a lo mejor fue mejor q Adrián se haya ido a ver la peli francesa porq d seguro la Yami le hubises sacado los ojos con sus pechos jejejeje, por cierto q congeada le estaban dando al pobre... o q tal q ambos son unos ividores?? o sea las dos "Y" ???
me encantaaaa!! d nuevo kedé picada... ya kieo q sea miercoles... por cierto t invito al cine. pero tu pagas ok? jajaja... salu2
Esto me parece que sigue en el siguiente episodio...jejeje
tengo que admitir que cuando me pongo nerviosa siempre llevo una amiga... pero eso de ese muchacha sucks.. como asi que una cita a costillas tuyo... como diria Mercedes de Glee... "Hell to the NO!"
me encantoooo... tu anecdota me alegraste el diaaa jejejje :)
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