Después de la tormenta llega la calma. Estos días han sido históricos
y me alegra estarlos viviendo en el lugar donde había que estar.
Obama
La semana pasada vino Obama a Cuba.
Como se imaginarán esto representó un suceso “grande” aquí y aunque a mí no me
tocó directamente fue interesante la forma en que se desarrolló la visita.
Al contrario de lo que yo me
imaginé, Obama fue recibido con mucha tranquilidad en Cuba.
Demasiado tranquilo
diría yo, si tenemos en cuenta que hace más de ochenta años un presidente de
Estados Unidos no visitaba la isla.
Hubo cierre de calles en algunos
puntos, aunque la mayoría de la gente pudo circular normal. Que no haya muchos
carros en la Habana hizo más fácil controlar esto. Sin embargo, para mí fue muy
curioso ver la ciudad desierta. Una de las cosas que caracteriza a la habana es
la cantidad de personas en las calles. El día que llegó Obama se veían apenas a
extranjeros caminando. Fue raro.
A pesar de eso, la visita de Obama
resultó bastante bien para ambas partes ¿no?
Rolling Stones
Obama no es el único famoso que
visitó la isla recientemente, el viernes asistí al concierto de The Rolling
Stones en la Ciudad Deportiva de la Habana. Así que me permito hacerles una
pequeña crónica de lo que fue para mí.
Desde que llegué a Cuba, en enero,
escuché varias veces: “Los Rolling vienen en marzo”. Como en ese momento marzo
era posibilidad lejana para mí dije, bueno, tal vez si sigo aquí voy a verlos.
Y se llegó marzo.
Asistí al concierto de Major Lazer
y me abrumé al ver tanta gente. Soy un poco miedoso de las multitudes, en
realidad, más que miedo es la imposibilidad de controlarlas y como se dijo que cuatrocientas
mil personas vieron a los creadores de “Lean On”, la canción más sonada del
2015, tocar, me convencí y desconvencí varias veces de que ir a ver a The Rolling
Stones, que seguro tenían más fanáticos debía ser el triple de complicado.
En la escuela todo el mundo
comentaba sobre el concierto. De hecho, un mes antes se proyectó uno de sus
conciertos “Circus” y varios asistimos a verlo al aire libre muy a pesar del
frio. Hubo hasta reunión con estudiantes de las distintas cátedras para
conversar sobre el tema y se decidió: tres buses partirían de la escuela a las
nueve de la mañana hacia la Ciudad deportiva y volverían ese mismo día una hora
y media después del concierto.
Con esa propuesta ya no sólo
estaba tentado, me convencí. Son los Rolling Stones, estoy en Cuba, el
concierto es gratuito ¿Qué más necesitaba?
El viernes, viernes santo, a las
nueve de la mañana estaba listo. Mi plan era ir al concierto y quedarme en la
Habana, así que me llevé una mochila con ropa para el fin de semana, parecía
buena idea en ese momento.
A las diez de la mañana llegamos a
la Habana, nos quedamos cerca del zoológico de la 26 y caminamos a la ciudad
deportiva con varias paradas para abastecernos de galletas y otros comestibles,
ya que nos esperaba un largo día hasta las ocho y media de la noche que
comenzaba el concierto.
Cerca de las once de la mañana
llegamos a la ciudad deportivas. Había varias entradas, algunas con filas y
otras con gente alrededor (al estilo cubano de ¿El último?). Un grupo de entre
panameños y otras nacionalidades nos hicimos en una fila. Era una fila corta,
para lo que me imaginé, de unas 400 personas.
En las filas había pocos cubanos.
Es más, en el camino un señor cubano nos paró y nos preguntó por qué íbamos a
esa hora si el concierto comenzaba a las ocho y media. Escuché de gente que
acampó allí, pero nunca las vi.
Sobrevivimos la fila a base de pop
corn y mirando a muchos fanáticos excéntricos que comenzaban a llegar, hasta
las dos de la tarde que abrieron las puertas. En ese momento los muchos pocos
que estábamos, comenzamos a correr hasta la parte frente a la tarima, que por
cierto era hermosa.
Quedamos a cuatrocientos metros de
la tarima. Era una especie de “área VIP” que después cerraron y no dejaron a
más nadie entrar. Ni salir.
Acomodamos las mochilas en el piso
y nos tiramos allí. De vez en cuando comimos galletas, snacks y tomamos agua.
Así hasta las ocho y treinta ocho cuando comenzó el concierto. Mick Jagger dio
la bienvenida en español, hizo varios chistes en cubano y en un momento hasta
dijo “Sé que años atrás era difícil nuestra música en Cuba, pero que estemos aquí
es una señal de que tiempos están cambiando”. La ovación fue enorme.
Desde donde estaba no podía ver
cuántas personas estabas detrás, pero se escuchaban miles.
El concierto fue tremendo. La
gente amo a The Rolling Stones, y la banda se entregó a Cuba. Lo disfruté un
montón, la vibra fue genial.
La salida fue más interesante aún.
Miles y miles de personas caminando a la vez por las calles que rodean la Ciudad
deportiva. Todos marchando juntos, hombro con hombro. Sentí miedo. No por la
cantidad de personas, sino al pensar en cómo llegaría a la casa. Caminé unas
cuadras y cuando llegué a una calle pregunté a una “maquina” (taxis con ruta)
si pasaba por la Habana, me dijo sí, subí y quince minutos después estaba en
casa tomando una ducha.
Está de más decir que sigo feliz.
Eso por esta semana.
Saludos