domingo, 19 de septiembre de 2010

Lo que me enseñó Idiocracy

Ayer, en el curso de apreciación de cine (todos los sábados hasta noviembre), vimos la película Idiocracy, una cinta que tal vez en otras condiciones nunca hubiese elegido ver. Seamos sinceros la película no es buena ¿Es mala? Eso ya no sé decirlo: una película que te deja pensando no puede ser del todo mala. 
Para explicar la trama, la película comienza exponiendo el argumento de que cada vez más la gente con coeficiente intelectual (CI) alto tiene menos hijos y más lento que la gente con CI bajo, quienes comienzan a tener hijos muy jóvenes, y lo hacen en proporciones mayores. Luego de eso pasa a retratar la vida de Joe Bauers (Luke Wilson), oficial del ejército norteamericano, un tipo “promedio” en todos sus aspectos, que fue seleccionado para un experimento que consistía en congelar militares para usarlos en época de guerra, pero antes que termine el plazo de un año para completarlo, la base es demolida y los contendedores con su cuerpo y el de Rita, una prostituta que era la parte femenina del experimento, y terminan despertando en el año 2505, encontrándose con una humanidad tonta, que apenas puede comunicarse, víctima del consumismo e incapaz de resolver sus propios problemas. 
Según la película, 500 años delante de nuestro tiempo, la selección natural hizo de las suyas dando prioridad a la capacidad de reproducción antes que a la intelectual y la humanidad vive en un mundo con montañas de basura porque no es capaz de manipular los desechos, no sabe cómo las plantas no crecen si son regadas a diario con bebidas energizantes, los libros sólo son leídos por gente rara, una gran corporación es dueña de la economía, un profesional de la luchas libre es el presidente de Estados Unidos, y en la televisión hay tanta basura como fuera de la casa. 
No voy a contar lo que pasa, la verdad creo que es irrelevante (además que no me gusta contar las películas), lo que quiero resaltar es ese planteamiento, por cómo vamos creo que es un futuro muy probable, y tal vez más cercano que quinientos años. Hoy vivimos en una sociedad donde al que es alumno sobresaliente se le llama despectivamente “nerd”, en el que la gente sabe más de futbol que de matemáticas, donde los políticos mediocres crean leyes para protegerse entre ellos y donde ser “cool” se mide por el estado de ebriedad en que termines cada sábado. 
Llamar a la gente “idiota” no es agradable, pero a mi parecer el planteamiento de la película es un llamado de atención oportuno. Todos podemos dar un cuarto de milla más en cada cosa que hacemos. No es una queja, detesto las quejas, es sólo un pequeño codazo para poner atención, que en quinientos años cuando descubran cómo traernos a la vida de vuelta quiero vivir en el mundo perfecto. Está claro, en esta época incluso lo malo es rescatable, un ejemplo claro “Idiocracy”.