jueves, 4 de junio de 2009

Diario de una cebollita: Día 2


Diario de una cebollita

Día 2

¿Qué te pasó?

Por Dionisio Guerra


Después de mi altercado de ayer esperaba que mi día fuera algo turbulento hoy, pero resultó más tranquilo de lo que esperaba. Lo que si tuve fue un día triste. Debo decir, angustiante.

Al mediodía, Rebeca me invitó a almorzar (cosa rara en ella), y como necesitaba salir de la oficina, para tomar otro aire, le acepté la invitación. Ojalá eso hubiera sido lo peor. Cuando llegamos al restaurante una de las primeras personas que veo es a Rita, mi compañera de secundaria. Hace más de diez años que no nos veíamos, me emocioné de ver lo bonita que estaba.

Me acerqué a saludarla. Me paré frente a ella y la miré a los ojos, ella me miró fijamente pero su cara decía que no se acordaba de mí. Me sentí tan decepcionada por eso. Fuimos amigas muchos años. Su mirada estuvo unos segundos sobre la mía, pero estuvo a punto de darse la vuelta e irse a otro lado. Le tuve que decir “Soy yo” para que me reconociera.

Eso fue lo peor que pude hacer, debí darme la vuelta también y asumir que nunca la vi. Su cara de asombro, auguró un terremoto a mi ego. “Pero qué te pasó, has cambiado mucho”. Hubiera preferido que me dijera “ballena”. Después de todo, ella está más gorda que yo.

Las lágrimas por poco se me salen frente a ella, pero lo único que hice fue sonreír y rematar con una mueca de vergüenza. No comí esa tarde ni el resto del día. La verdad lo de Rita, ha sido una de más de las afirmaciones de la gente que me encuentro que no veía hace años. “Tú no estabas así”, “Ya para la boca”, y lo peor “¿estás embarazada?”. La gente no tiene compasión. Peso solo 30 libras más de lo que pesaba en secundaria. ¿Eso me hace una vaca?

Hace como tres meses, cuando comenzó a pasarme eso en la calle. Llamé a Jorge, mi exnovio de la secundaria, y le pedí que hiciéramos el amor. Cuando me empecé a desnudar lo miré fijamente a la cara para ver si su reacción sobre mi nuevo cuerpo era de repudio. Me dijo cosas muy bonitas como que le encantaba el olor de mi piel o la suavidad de mis piernas, y que se había dado cuenta que mi cuerpo solo cambió de niña a mujer. Yo le creí. Eso es lo pasó. La oruga se convirtió en una mariposa, no en una vaca.

Las mujeres somos las enemigas más grandes de nosotras mismas. No voy a hacer dieta solo para complacer a Rita “la zorrita”. ¿O será que ese es mi gran problema? ¿Lo que me tiene alejada de los hombres? ¿Será que al final si soy una mujer obesa, que pronto no va a poder levantarse de la cama?
Lo siento, tengo que dejar de escribir, las lágrimas van a borrar la tinta. :(