lunes, 8 de junio de 2009

Diario de una cebollita: Día 3



Diario de una cebollita

Día 3

Gracias Facebook

Por Dionisio Guerra

Necesito un baño en la playa. Son las cuatro de la mañana ahora. Sólo tengo dos horas para dormir antes de ir a trabajar. Como es costumbre, estoy tumbada en mi cama llorando. Mi día parecía glorioso pero al final de la noche se desmoronó.

En el trabajo lo único relevante que pasó fue que mi jefe me pidió representarlo mañana en una reunión con nuestros clientes más importantes, porque sale para un viaje de urgencia. La “buena noticia” (estoy siendo irónica) es que me toca ir acompañada con el socio nuevo, el “impoluto”. Creo que el desprecio es mutuo entre él y yo.

En la tarde me llamó Andreita, quería que la acompañara en la noche a celebrar el cumpleaños de Irma en una discoteca. Le dije que sí, pero después me arrepentí. Con el ánimo que he tenido estos días prefería quedarme en casa, pero cuando llegué del trabajo ella ya estaba allí esperándome, así que ni modo, me cambié y nos fuimos.

Estuvimos celebrando entre amigas por un rato, pero después me volví a acordar de lo mal que me ha ido en estas semanas. Pero algo que yo no me esperaba sucedió, apareció en escena Ramón y Ramiro, dos compañeros de la escuela que hace mucho no veíamos. Llegaron y se sentaron con nosotras.
Ramiro fue novio de Andreita en aquel tiempo y yo siempre me babié por Ramón. Comenzamos una agradable conversación entre los cuatros, pero luego de unos minutos, quedé conversando con Ramón mientras los otros recordaban viejos tiempos.

Me dijo que le encantaba verme, que estaba linda, que le agradaba haberme encontrado, que nunca se atrevió a decirme esas cosas en la escuela, pero la frase que terminó por derretirme fue “Me agrada que te hayas convertido en una hermosa mujer”. Sentí que fuegos artificiales estallaban dentro de mí. El poder de esa frase era lo único que me separaba de una depresión.

Un rato después nos estábamos besando. Fui feliz un par de horas y más cuando me dijo que le gustaría tener algo serio conmigo. Lo triste vino al contarme que en dos mese salía a estudiar a Europa por dos años. “¿Esperas a que venga?”, me dijo finalizando la noche.

El trayecto a casa esa pregunta fue la única cosa en mi mente, le di vueltas y vueltas. Por una hora estuve analizándolo en la cama. Me decía: “¿Qué puedo perder? Es un hombre maravilloso ¿Qué son dos años? Entonces me decidí a mandarle un mensaje confirmándole mi decisión. Entré a Internet, dispuesta a escribirle: “Creo que esta noche he descubierto que el tiempo no es nada. Acepto”.

Las manos me bailaban, el corazón me quería hervir, hasta que el mundo se volvió a caer sobre mí. Cuando abro su perfil en Facebook, lo primero que salta ante mis ojos, es Ramón está en una relación con Amanda”.

Primero me sentí entupida. Yo desnuda, aun maquillada, sentada ante el computador, ilusionada, dizque enamorada, para descubrir que los hombres siguen jugando conmigo. No pude evitarlo, las lágrimas comenzaron a rodar por mis cachetes y pronto quedé empapada en llanto.

Me entraron ganas de llamarlo, de putearlo, de asesinarlo, pero pensé que podría verme más imbécil que ahora, así que no lo hice. En cambio, me quede aquí en la cama llorando. No creo que pueda dormir, no puedo dejar de recordar su cara de príncipe azul prometiéndome el cielo.

Después de todo, creo que a quien tengo que fusilar es a mi misma. :'(