No he desaparecido. Algunas cosas están cambiando en mí (debo decir mejorando). Algunas cosas están mejorando en mí. De alguna manera siento una alegría novedosa cercando mi entorno. Sí sé de qué se trata. Ustedes tal vez puedan intuirlo, aunque lo más probable es que ni siquiera lo llegue a insinuar. Pero estoy siéndolo.
Entonces he tomado dos semanas de descanso. No de descanso en realidad. Dos semanas libres. Para dejar un poco descansar al blog y de paso darme una oportunidad de disfrutar esa felicidad repentina, y vaya que lo he hecho. Sin embargo no puedo dejar de lado este espacio que de alguna forma también es mi felicidad y qué, además más, es un instrumento para potenciarla.
Soy feliz, lo proclamo, cómo mi más ferviente estado de ánimo. Prometo disfrutar de esta experiencia al máximo y aplazar mi felicidad tanto como pueda. Son tantas las cosas por las que me arriesgo a esa felicidad, que no temo decirlo.
Hay tantas extrañas, liquidas, condimentadas, insomnes, artísticas, solitarias, trágicas, dulces, solares y calientes formas en que me ha llegado estos últimos días, que me he decidido serlo, sin engaños, sin restricciones, ni prejuicios. La vida me quiere hacer feliz y yo me dejo hacer. Eso es suficiente motivo. Soy de los que no deja pasar oportunidades, menos ahora dejar pasar felicidades.
No hay más que necesite decir (aunque la verdad que no he dicho nada hoy), soy feliz y tengo planeado seguir siéndolo. No importa cuantas noches sin dormir me cueste eso.
Entonces he tomado dos semanas de descanso. No de descanso en realidad. Dos semanas libres. Para dejar un poco descansar al blog y de paso darme una oportunidad de disfrutar esa felicidad repentina, y vaya que lo he hecho. Sin embargo no puedo dejar de lado este espacio que de alguna forma también es mi felicidad y qué, además más, es un instrumento para potenciarla.
Soy feliz, lo proclamo, cómo mi más ferviente estado de ánimo. Prometo disfrutar de esta experiencia al máximo y aplazar mi felicidad tanto como pueda. Son tantas las cosas por las que me arriesgo a esa felicidad, que no temo decirlo.
Hay tantas extrañas, liquidas, condimentadas, insomnes, artísticas, solitarias, trágicas, dulces, solares y calientes formas en que me ha llegado estos últimos días, que me he decidido serlo, sin engaños, sin restricciones, ni prejuicios. La vida me quiere hacer feliz y yo me dejo hacer. Eso es suficiente motivo. Soy de los que no deja pasar oportunidades, menos ahora dejar pasar felicidades.
No hay más que necesite decir (aunque la verdad que no he dicho nada hoy), soy feliz y tengo planeado seguir siéndolo. No importa cuantas noches sin dormir me cueste eso.