miércoles, 24 de agosto de 2011

Guía del soltero feliz. Regla 3: Regla 3: El cine no es una actividad social



No quiero cargar encima el peso de la mentira que le dije a mi abuela, así que estuve pensando en que ya que le había dicho que estaba saliendo con alguien, bien podía hacerlo realidad.
Comencé entonces a buscar señales por todos lados. Necesitaba una víctima. Estuve pensando gran parte de la mañana en invitar a Irma a salir. Es guapa, soltera, tiene la edad, el cabello, huele bien, no es más alta que yo y creo que me mira de reojo cada vez que paso al baño, pero me arrepentí tres veces.
La primera llegué a su puesto y me quedé mudo. Dos años trabajando juntos y no hemos hablado más de tres minutos seguidos. Además ella es intimidante. Levanta el pecho cada vez que hablamos y siento que a veces puedo tocarlo con la nariz.
-¿Tienes sacapuntas?-le digo sin poder mirarla a los ojos.
-Pero anda y pide en Contabilidad un lápiz mecánico, tengo añales que no sé lo que es sacar punta.- no fue la frase correcta. Sentí que me disminuía al tamaño de un lápiz. Creo que no estoy preparado para una hembrona como esa.
Mientras caminaba a Contabilidad vi a Yesica, la de recursos humanos. Pensé que ella podía ser la candidata perfecta. Tiene un hijo, pero está soltera y tiene muy buena figura. Tremendas piernas sobre todo. No sé qué pensaría mi abuela del niño, pero no tiene por qué saberlo aún.
-Adrián, estaba justito por ir a buscarte.- me lanza antes que yo llegue hasta ella.
-¿A mí?- susurro sorprendido.
-Sí, quiero que me “cojas” un número. Yo sé que tú eres de esos pelaos que siempre cooperan con una. Mira que viene la fiestecita de mi pelao y quiero botar la casa por la ventana. ¿Cuántos quieres?
Probablemente Yesica estaba más necesitada de lo que yo pensaba. Agarré cinco números de la rifa.
De Contabilidad me mandaron a Administración y en ese trayecto descarté a todas las mujeres decentes de la oficina. Parece que ese no era el lugar correcto para buscar a la mi nuevo “levante”.
En el almuerzo me senté sólo en una esquina. Andaba de bajos ánimos. La palabra correcta es decepcionado. Mientas jugaba con la comida, porque el hambre había desaparecido, se me sienta al lado Yami, a la que nunca consideré porque es la que está sentada al lado mío y creo que me conoce los suficiente como para rechazarme a la primera.
Pero casualmente ella, que nunca se calla, comienza a hablar de cine y de lo mucho que quiere ir a ver la película de Harrison Ford, entonces no se me ocurre nada más brillante que decirle: <Si quieres vamos hoy, que es medio precio>.
Después de mirarme por dos segundos (que pudieron ser horas) con cara de incógnita. Soltó un <Dale, pues>, que cambió mi estado de ánimo. Eso hasta que caí en cuenta de que estaba emocionado de invitar a Yami al cine. Ella, la que ama el chayote, dice “enantito” y llora leyendo la revista “Ellas”.
Mi plan era hacer algún acercamiento esa noche y si algo no salía bien, hacer como si nada hubiese pasado. Después de todo yo era el único que sabía de mis intenciones.
-Nos vemos a las siete en el cine. La película comienza a las siete y media. Me gusta llegar siempre temprano para agarrar puesto. ¿Quieres que te compre algo de comer para que no tengamos que hacer fila? ¿Te gusta arriba o abajo? Yo prefiero en el medio, sabes…como me cuesta ver, es mejor ni tan cerca ni tan lejos- eran palabras mías evidenciando mi nerviosismo.
-Ay oye, ni que fuera estreno. A las siete en punto-dijo antes de irse.
Apenas y pude bañarme y cambiarme. A las seis y media estaba yo afuera del cine. Me sentía ridículo, pero de alguna forma, tenía que causar una buena impresión a mi futura novia. Creo que me puse demasiado perfume, todos volteaban a verme. Parecía que medio Panamá estaría en el cine esa noche.
Seis y cuarenta y cinco. El tiempo no avanza, ya comienzo a desesperarme. ¿Si la llamo? No, me dijo a las siete, falta quince minutos aún. Mi manos dan pena, tengo las uñas largas. ¿Qué pensará Yami de eso?
Acaba de pasar mi vecino con su novia. ¿Compro los boletos? Mejor me siento aquí. Apenas las seis y cincuenta. Este reloj se me está jodiendo. El celular tiene la misma hora. Ya me imagino a mi abuela preguntándole cómo nos conocimos. La verdad nunca me imaginé saliendo con alguien del trabajo pero, viéndolo bien, la muchacha es simpaticona.
Faltan todavía cinco minutos. Resulta que todo el mundo vino al cine hoy. Allá van dos compañeros de la universidad. Si fumara, probablemente ya me hubiese acabado una cajetilla. Creo que estoy nervioso. Lo asumo: estoy nervioso.
Está vibrando mi celular. Un mensaje de texto. <YA STOY YEGANDO. SPRAM X LA NTRADA>. Va a llegar. ¿Qué voy a decir? ¿Cuáles serán mis primeras palabras? “Te estaba esperando con ansias Yami”, no, no hay que parecer desesperado. “Hace mucho que no nos vemos”, menos…es un chiste trillado. “Pero qué guapa, te arreglaste”, no seas burro Adrián.
-Buuuu- me sorprende por la espalda. Es ella. Me volteo lentamente con la cara de idiota más rebuscada de mi vida para descubrir que no está sola. –Creo que no conoces a Yorch ¿Verdad?-
Tiene novio. Dos años trabajando uno al lado del otro y nunca supe que la condenada tenía novio. Justo ahora se tenía que aparecer con él. ¿Y por qué no me avisó?
Después de los apretones de mano y las risas fingidas vamos a la taquilla a comprar los boletos. -Si quieren yo me adelantó y compro las tres entradas- , les digo, tratando de huir. Cuando regreso Yorch solo agarra los dos de ellos y me dice “gracias”. Yo no tengo cara para decirle que son ocho con cincuenta.
Ahora les digo que se adelanten para agarrar buenos asientos, que voy a comprar “pop corn”. La fila es enorme, ello siguen sin remordimiento. Mientras la película comienza yo estoy todavía esperando tras seis personas. Mi celular vuelve a vibrar <Yorch quiere nachos y cocacola light>.
Yo creo que Yorch no va a hacer su noche a costilla mía. Voy a la taquilla y compro “UN” boleto para esa película francesa que nadie va a ver. Apago mi celular, y con mis nachos con queso y chili me siento adelante. Paso toda la película llorando ¿Qué diablos voy a hacer ahora?

Continuará...

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