domingo, 11 de abril de 2010

Ojos como esos


El reloj despierta entre mis suspiros y señala que hay más de una manera de que aparezcas.
Los recuerdos de tu boca, de tu risa, de tu pelo y de tus ojos zigzaguean en mi cuerpo provocándome efervescencia.

Cuando digo que me gustas me gustas más. Cuando pienso que me gustas se abre un vacío en mi corazón y aparecen entre las luces de mis dedos emociones que tienen un nombre concreto. Eres tú, y nadie más, quien ocupa ahora mis pensamientos, mis miradas, mis sueños, mi poesía, mi corazón.

Eres tú, y quién lo diría, quien permanece más allá de las palabras y las realidades, como si antes de conocerte hubiese vivido otra vida y ahora que apareciste te has convertido en un sueño constante del que no logro, ni quiero, despertar.

Si esto es sólo un sueño no me despiertes, déjame viviendo aquí, no me importa vivir una vida en la que tú no existas, porque ya no sé qué es la vida sino tengo unos ojos como los tuyos conmigo.

Mírame toda la vida.

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