Diario de una cebollita
Día 10
Mensaje de Texto
Día 10
Mensaje de Texto
Por Dionisio Guerra
Dormí relajada. Creo que esa sonrisa al final del día, me hizo olvidar todos mis problemas.
Como me quedé sin plata, en la mañana mi papá me dio veinte dólares para que al menos llegara al trabajo, pero lo primero que hice fue pasar por la tienda de celulares. Mi intención era ser atendida otra vez por el precioso galán, pero otra vez el me vio primero y me sorprendió apareciéndose mágicamente a uno de mis costados.
“¡Volviste!”, me dijo. Yo sonreí. En realidad no tenía palabras. Él habló todo el tiempo. Me preguntó mi nombre, a qué me dedicaba, cuantos años tenía y finalmente que se me ofrecía.
“Quiero el celular que me enseñaste ayer, el de diez dólares”, le respondí yo.
Trajo una caja, sacó el equipo, lo probó, me enseñó que estaba en perfecto estado, lo volvió a empacar y lo puso en una bolsa. Todo lo hizo sin dejar de mirarme a los ojos. Estoy segura que Mr. Colombia estaba coqueteando conmigo.
Me despedí con mi teléfono de juguete en la mano, el solo volvió a sonreír iluminando mi día.
En la oficina la recepcionista me recibió con la noticia de que Fabián me había estado llamando y que dijo que le devolviera la llamada “urgente”. Pude notar la mueca de la “señorita” cuando me dio el mensaje.
Después de rescatar mi wallet, me dedique a leer los treinta y dos correos electrónicos de él. “¿Dónde estás?”, “¿Estás bien?”, “Contéstame una vez, por favor”, “¿Estás molesta?”.
Para ese momento regresaba a mi el Fabián que estuvo ausente de mis pensamientos. Lo llamé enseguida y le expliqué todo. “No te preocupes”- me dijo con mucha seguridad- “Mañana mismo resolvemos eso”. Según él, esa misma noche regresaba de Chiriquí.
Rebeca vino para actualizarse de todo, pero cuestionó mi ilusión por el vendedor de celulares. Puso en balanza al alto ejecutivo y socio de una firma importante contra un empleado, quizás ilegal, de una tiendita de celulares de un barrio cualquiera de la ciudad.
“Con todo y lo raro que es, yo me quedaría con Fabián”, dijo ella.
Probé mi nuevo teléfono. Para ser sencillo y barato era muy práctico y bonito. Pensé que era otra señal del destino y que así mismo era Andrés. Tal vez no sería un gran empresario, pero era justo lo que yo necesitaba.Le escribí a Fabián contándole de mi teléfono y me llamó enseguida. Me dijo que le alegraba mucho, pero que ya me tenía sorpresa, que no me encariñara.
Me imaginaba su sorpresa y no resistí las ganas de contárselo a Rebeca. –Creo que me alguien me compró un celular- escribí en el mensaje de texto. Al rato, que se apareció Rebeca le pregunté por el mensaje y me dice que nunca le llegó. Para asegurarme, porque así soy, revisé la lista de mensajes enviados y ¡Sorpresa! El mensaje nunca le llegó a ella, porque equivocadamente se le lo envié a Fabián.
Que vergüenza. Imagino las palabras que dijo cuando lo leyó, había sido nuevamente ridiculizada antes sus ojos. Intentando remediarlo le escribí -…y si es así, me pondría muy brava porque ya compré uno-.
No me respondió nada. Espero que nunca lo haga. Qué bochorno.Camino a casa decidí hacer una parada estratégica en la tienda de teléfonos celulares, con la excusa de recargar el saldo de mi celular. Otra vez el colombianito me recibió y con su gran sonrisa, otra vez caí a sus pies.
Me fui contenta a casa otra vez.
Dormí relajada. Creo que esa sonrisa al final del día, me hizo olvidar todos mis problemas.
Como me quedé sin plata, en la mañana mi papá me dio veinte dólares para que al menos llegara al trabajo, pero lo primero que hice fue pasar por la tienda de celulares. Mi intención era ser atendida otra vez por el precioso galán, pero otra vez el me vio primero y me sorprendió apareciéndose mágicamente a uno de mis costados.
“¡Volviste!”, me dijo. Yo sonreí. En realidad no tenía palabras. Él habló todo el tiempo. Me preguntó mi nombre, a qué me dedicaba, cuantos años tenía y finalmente que se me ofrecía.
“Quiero el celular que me enseñaste ayer, el de diez dólares”, le respondí yo.
Trajo una caja, sacó el equipo, lo probó, me enseñó que estaba en perfecto estado, lo volvió a empacar y lo puso en una bolsa. Todo lo hizo sin dejar de mirarme a los ojos. Estoy segura que Mr. Colombia estaba coqueteando conmigo.
Me despedí con mi teléfono de juguete en la mano, el solo volvió a sonreír iluminando mi día.
En la oficina la recepcionista me recibió con la noticia de que Fabián me había estado llamando y que dijo que le devolviera la llamada “urgente”. Pude notar la mueca de la “señorita” cuando me dio el mensaje.
Después de rescatar mi wallet, me dedique a leer los treinta y dos correos electrónicos de él. “¿Dónde estás?”, “¿Estás bien?”, “Contéstame una vez, por favor”, “¿Estás molesta?”.
Para ese momento regresaba a mi el Fabián que estuvo ausente de mis pensamientos. Lo llamé enseguida y le expliqué todo. “No te preocupes”- me dijo con mucha seguridad- “Mañana mismo resolvemos eso”. Según él, esa misma noche regresaba de Chiriquí.
Rebeca vino para actualizarse de todo, pero cuestionó mi ilusión por el vendedor de celulares. Puso en balanza al alto ejecutivo y socio de una firma importante contra un empleado, quizás ilegal, de una tiendita de celulares de un barrio cualquiera de la ciudad.
“Con todo y lo raro que es, yo me quedaría con Fabián”, dijo ella.
Probé mi nuevo teléfono. Para ser sencillo y barato era muy práctico y bonito. Pensé que era otra señal del destino y que así mismo era Andrés. Tal vez no sería un gran empresario, pero era justo lo que yo necesitaba.Le escribí a Fabián contándole de mi teléfono y me llamó enseguida. Me dijo que le alegraba mucho, pero que ya me tenía sorpresa, que no me encariñara.
Me imaginaba su sorpresa y no resistí las ganas de contárselo a Rebeca. –Creo que me alguien me compró un celular- escribí en el mensaje de texto. Al rato, que se apareció Rebeca le pregunté por el mensaje y me dice que nunca le llegó. Para asegurarme, porque así soy, revisé la lista de mensajes enviados y ¡Sorpresa! El mensaje nunca le llegó a ella, porque equivocadamente se le lo envié a Fabián.
Que vergüenza. Imagino las palabras que dijo cuando lo leyó, había sido nuevamente ridiculizada antes sus ojos. Intentando remediarlo le escribí -…y si es así, me pondría muy brava porque ya compré uno-.
No me respondió nada. Espero que nunca lo haga. Qué bochorno.Camino a casa decidí hacer una parada estratégica en la tienda de teléfonos celulares, con la excusa de recargar el saldo de mi celular. Otra vez el colombianito me recibió y con su gran sonrisa, otra vez caí a sus pies.
Me fui contenta a casa otra vez.
12 comentarios:
de nuevo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! q pasa contigo cebolla, eres o t haces????!!, ay no mana, deja de ilusionarte, d seguro el man colombiano es d esos q endulzan, consiguen lo q kieren y t dan la patada, bueno, esa es mi opinion ok? en cuanto a la ekivocación de el envío del mensaje, significa q aun tienes super bn metido al Fabiruchis mana o al menos q seas mensa, y no creo q lo seas tanto eh? jejeje... bueno, vamos a ver q acontecerá en los próximos días... como dice el dicho, amanecerá y veremos...por cierto, m dijeron q por el area d salsipuedes, consigues un celular con todo y chip hasta en 5 dolares! ve y d repente t consigues a un gringo por allá, d paso t llegas a la botica q hay por ahí y t compras algun remedio para tu calentura manita ok? SUERTE!!!!
Dioni: ya estoy mas pikada q antes manito, asi q apurate con lo q sigue!!! plis plis plis...
ay cebollitaaa, hasta cuando contigo,pero está bien, si uno no funciona tienes al otro ahi, jajajaja. Suerte
Amigas no les ha pasado lo mismo que a la cebollita??? entras a una tienda y quien te atiende es un super Pay, y quieres comprarle todo lo que te ofrece y todavia tenemos el descaro de regresar con alguna excusa tonta. Cebollita, cbollita, no caigas con el colombianito, ellos son coquetos con todas, les sale natural...jejeje, dioni muevete con la siguiente cebollita que tengo curiosidad...jejejeje
Refréscame la memoria cebollita....cuántos años tienes?...dependiendo tu respuesta te escribo nuevamente..ja ja ja..saludos Dioni
oh dios mio ......... cuando me dijeron de este blog al verlo me dije oh dios eso esta muy largo no no no yo no lo voy a leer pero saben que.......... ahora quiero saber mas sobre esta cebollita que pienso esta muy salada......
Nada de Cebollita, sino Cebolla:
A ver, dime ¿eres tarada o qué? nos haces quedar a las mujeres como unas estúpidas. Te quitas la ropa antes de que el galán siquiera se quite los zapatos, Luego pierdes los calzones, se te tira el celular al café, te olvidas la bolsa con el dinero y tienes que deberle la paga al taxi. Ahora le mandas un mensaje por error al hombre al que menos debería llegarle.
Pregunto: ¿eres tonta o que onda contigo? Ya ponte lista, chica, piensa las cosas derechas, y trata de no hacer el ridiculo a cada rato. Eres una buena chica, sí, pero ya me hiciste perder la paciencia. Estamos luchando un hombre que nos gusta, y ahora se parece un empleado. Si las cosas siguen así contigo, Fabian resultará gay, tendrás que presentarle al empleado de los celulares, que le gustará, y tu te quedarás sola llorando
Tu tia Dina
Nada de Cebollita, sino Cebolla:
A ver, dime ¿eres tarada o qué? nos haces quedar a las mujeres como unas estúpidas. Te quitas la ropa antes de que el galán siquiera se quite los zapatos, Luego pierdes los calzones, se te tira el celular al café, te olvidas la bolsa con el dinero y tienes que deberle la paga al taxi. Ahora le mandas un mensaje por error al hombre al que menos debería llegarle.
Pregunto: ¿eres tonta o que onda contigo? Ya ponte lista, chica, piensa las cosas derechas, y trata de no hacer el ridiculo a cada rato. Eres una buena chica, sí, pero ya me hiciste perder la paciencia. Estamos luchando un hombre que nos gusta, y ahora se parece un empleado. Si las cosas siguen así contigo, Fabian resultará gay, tendrás que presentarle al empleado de los celulares, que le gustará, y tu te quedarás sola llorando
Tu tia Dina
Dioni
Perdón que hable contigo, porque parece que esta mujer no entiende las cosas. A ver si le pones un poco de criterio, porque me está volviendo loca. Se equivoca, pierde las cosas, se olvida hasta la ropa interior. Y dile a esa Mexicana, que no de malas ideas. no lleves a la Cebolla esa a Salsipuedes, porque va a terminar llorando en inglés. Es que estos mexicanos son una cosa seria
tu tía.
PD: la calentura no se quita con nada que se venda en la botica. Ahí sólo hay que ir por los condones y el KY. Lo demás lo llevan los chicos en los pantalones. Digo, adentro.
Hola a todos, gracias por estar pendientes...
Aquí van mis comentarios...
1.A Mexicana. Orale, tus comentarios ya son parte importante de las Cebollitas. Jajaja, yo tampoco la creo muy mensa. Ya lo he dicho, ella es muy inocente.
Ya no va a tener que ir a salsipuedes, porque ya tiene su celular de 10 palos.
2-Anónimo 1: Creo lo mismo que tú. Jajajaja.
3-KL, gracias por leer. Es una historia real, quien quita que seas tu.
4-GIna: La verdad no sé cuantos tiene. Dejame preguntarle, yo le pongo entre 25 y 30.
5-Mujer Maravillas: Gracias. Vuelve pronto
6-Tía Dina: Tú historia suena interesante...jajajaja.. ojalá y no sea eso lo que le pase...
Un abrazo
7-Anónimo 2: jajajja....Gracias por leer. No tengo comentarios de tu comentario, pero me hizo reir mucho.
Saludos
jajajajajaa, q pasó anonimoooo!!! ps q no lees q mis palabras son puro sarcasmo???? jajaja ya se q no hay remedio pa la calentura al menos q d pura onda encuentre ahi algun vibrador o algo q se le parezca, o sea!!! helloooooo jajaja... y por supuesto q somos cosa seria por eso habemos mexicanas q no caemos como la cebolla, y eso d q kl pudiera ser una cebolla, hablas en serio amigo????...ya kiero q sea lunes!!!!!!!
No se exactamente q busca la cebollita, me da la impresión q esta falta de todo y que nada la satisface.
La Cebolla está pescando en dos ríos diferentes... qué pasará por su mente?
Santa Bárbara Bendita!
Publicar un comentario