Soy un reggaetonero frustrado. Mejor dicho, un escritor de canciones de reggaetón frustrado. Tal vez debería sentirme orgulloso de esto, pero la verdad está teniendo un efecto extraño en mí.
Lo descubrí esta mañana mientras venía a casa, aunque lo hice mucho tiempo sin darme cuenta. Una mañana bonita; yo venía escuchando una emisora pop cuando de repente, aparece un reggaetón, algo de Makano para ser exacto, que extrañamente ahora en este escritorio y sin la música, no recuerdo. Y sucedió a partir del segundo estribillo fluyó de mi una letra propia, alternativa y bastante pegajosa (con flow). Como una situación ensayada, automáticamente bajé el volumen del radio y empecé a divulgar mi composición.
Pude pasar cinco kilómetros cantando esa obra maestra, hasta que el salto en un policía muerto sacudió mi “sentido del ridículo” (eso que en teatro nos enseñaban a despojarnos). Caí en cuenta. Vengo produciendo, por llamarle de alguna forma, canciones reggaetoneras por algo más de un año, y no entiendo porque esa actividad se registraba secretamente para mi consiente.
Entonces me apené. Aunque por otro lado algo me decía que debía hacerle llegar esa canción por lo menos a Eddy Lover. Así que saqué mi celular, lo puse en modo de grabación y canté las dos estrofas y el coro, que había creado mientras manejaba. De repente se fue mi mente y me imaginé recibiendo regalías por mi éxito y sobre todo, lo más importante, siendo invitado a salir en el video rodeado de chicas en bikini.
Lo descubrí esta mañana mientras venía a casa, aunque lo hice mucho tiempo sin darme cuenta. Una mañana bonita; yo venía escuchando una emisora pop cuando de repente, aparece un reggaetón, algo de Makano para ser exacto, que extrañamente ahora en este escritorio y sin la música, no recuerdo. Y sucedió a partir del segundo estribillo fluyó de mi una letra propia, alternativa y bastante pegajosa (con flow). Como una situación ensayada, automáticamente bajé el volumen del radio y empecé a divulgar mi composición.
Pude pasar cinco kilómetros cantando esa obra maestra, hasta que el salto en un policía muerto sacudió mi “sentido del ridículo” (eso que en teatro nos enseñaban a despojarnos). Caí en cuenta. Vengo produciendo, por llamarle de alguna forma, canciones reggaetoneras por algo más de un año, y no entiendo porque esa actividad se registraba secretamente para mi consiente.
Entonces me apené. Aunque por otro lado algo me decía que debía hacerle llegar esa canción por lo menos a Eddy Lover. Así que saqué mi celular, lo puse en modo de grabación y canté las dos estrofas y el coro, que había creado mientras manejaba. De repente se fue mi mente y me imaginé recibiendo regalías por mi éxito y sobre todo, lo más importante, siendo invitado a salir en el video rodeado de chicas en bikini.
1 comentario:
Dioni,
Me estoy enterando de que existe tal cosa como el "sentido del ridículo".
Tal vez eso explique muchas cosas :P
S.
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