miércoles, 18 de febrero de 2015

Los días


Un día sin ti es como todos los otros.

Camisa. Zapatos. Una mariposa volando a destiempo sobre mi cabeza.
Pájaros acechando mis pensamientos y buhoneros secuestrando mis palabras.
Gotas desconocidas bañando mi escritorio mientras trato de mantener mis dedos inmóviles.
Es un atardecer que cubre de oro la ciudad atontada.

Es tu aroma en todas partes, en todos lados y en la nada.

Y tú no estás.

Un día contigo, sin embargo, es como un sueño inconcluso.

Es una mariposa con tu aroma suspendida en mis manos, desapareciendo y apareciendo a cada segundo.

Es tu sonrisa dejando tajos desiguales de mi cuerpo por toda la casa.
Es tu sonrisa recomponiéndome.

Es descubrir la eternidad entre tus hombros infinitos o en el espacio entre tu nariz y tu boca.

Los días contigo tienen segundos de ocho horas y horas de dos meses.
Tienen una pata amarrada en una cordillera inescalable, interminable, inexplicable, involuntaria, inexistente.

Los días contigo a veces existen y en esos días me siento vivo.