martes, 20 de mayo de 2008

1492/ No es una queja

No quiero convertir este blog en solo protesta. La verdad, ese no es el ambiente que quiero dejar en este espacio, pero… ¿qué hace uno cuando está viendo que todas las cosas a su alrededor están cambiando (para mal) y no tienes ni siquiera una herramienta para modificarlo?
No me voy a quejar, pero es terrible ver cómo el combustible nos está empobreciendo. Los altos costos en los barriles de petróleo amenazan con traer de vuelta los medios de transporte arcaicos. Lo peor es que ahora lo del combustible tocó la energía (quiero ver qué tan lejos llegamos sin transporte ni electricidad). Estamos obligados a racionalizar, a no desperdiciar luz y a seguir pagando $128 por el barril de combustible, por pura especulación.
No me voy a quejar, pero ¿hay realmente un problema de escasez? O ¿qué es lo que está motivando este (absurdo) aumento indiscriminado, por hora, en los precios del combustible? Y si ese fuera el caso… ¿Por qué no se detiene la producción, por ejemplo, de vehículos con motor de gasolina? Si en algún momento vamos a quedarnos sin petróleo, ¿por qué seguimos programando nuestro mundo basados en su participación?
Casi todos sabemos que el problema del petróleo tiene más ribetes políticos que naturales. Este es un elemento natural, renovable, que mientras usamos está produciéndose bajo nuestros pies. Tal vez nunca se acabe, tal vez tengamos que lidiar con este problema eternamente. La pregunta es ¿si todos sabemos esto, porque ningún gobierno se levanta y lo dice?



martes, 13 de mayo de 2008

1492/Soy Feliz

No he desaparecido. Algunas cosas están cambiando en mí (debo decir mejorando). Algunas cosas están mejorando en mí. De alguna manera siento una alegría novedosa cercando mi entorno. Sí sé de qué se trata. Ustedes tal vez puedan intuirlo, aunque lo más probable es que ni siquiera lo llegue a insinuar. Pero estoy siéndolo.
Entonces he tomado dos semanas de descanso. No de descanso en realidad. Dos semanas libres. Para dejar un poco descansar al blog y de paso darme una oportunidad de disfrutar esa felicidad repentina, y vaya que lo he hecho. Sin embargo no puedo dejar de lado este espacio que de alguna forma también es mi felicidad y qué, además más, es un instrumento para potenciarla.
Soy feliz, lo proclamo, cómo mi más ferviente estado de ánimo. Prometo disfrutar de esta experiencia al máximo y aplazar mi felicidad tanto como pueda. Son tantas las cosas por las que me arriesgo a esa felicidad, que no temo decirlo.
Hay tantas extrañas, liquidas, condimentadas, insomnes, artísticas, solitarias, trágicas, dulces, solares y calientes formas en que me ha llegado estos últimos días, que me he decidido serlo, sin engaños, sin restricciones, ni prejuicios. La vida me quiere hacer feliz y yo me dejo hacer. Eso es suficiente motivo. Soy de los que no deja pasar oportunidades, menos ahora dejar pasar felicidades.
No hay más que necesite decir (aunque la verdad que no he dicho nada hoy), soy feliz y tengo planeado seguir siéndolo. No importa cuantas noches sin dormir me cueste eso.