La tierra está de celebración. Muchos han aprovechado el día para hacerse eco de la crisis global que estamos atravesando y vociferar en alto que el planeta la está pasando mal. Yo, realmente, he sido un poco escéptico sobre el tema. La verdad a veces he pensado, como ya he oído hablar a muchos, que lo del cambio climático es un embuste (Sí, por más que lo diga Leonardo Di Caprio me cuesta creerlo). Otras veces también se me ocurre pensar que es un proceso “natural” del planeta y en ese caso, no hay mucho que podamos/pueda hacer.
El asunto ha comenzado por otras cosas: las estaciones desaparecen y aparecen cuando les da la gana, las especies se esfuman a raíz de extrañas enfermedades y los casquetes polares se deshielan. Hay un miedo progresivo y eso, provocado o no, es de preocuparse. Si la naturaleza es una madre y está teniendo algún tipo de venganza con nosotros (…ta madre), pues tal vez lo que quiera es que hagamos las paces con ella. El asunto está en saber ahora qué tipo de reconciliación quiere ella.
En Panamá mientras hace un calor infernal, literalmente. (Aunque no sé si deba decir eso después que el Vaticano dijese, que en el infierno no hay fuego. Ellos saben de primera mano). Ahora resulta que es nuestra culpa. Lo peor es que fue un proceso sin reversión. Lo hecho, hecho está. Lo único trágico es que si los “expertos” tienen razón pronto acabaremos hambrientos, sedientos y con el agua hasta el cuello. Por si las moscas, cuida tu espalda y cuida a la tierra.
El asunto ha comenzado por otras cosas: las estaciones desaparecen y aparecen cuando les da la gana, las especies se esfuman a raíz de extrañas enfermedades y los casquetes polares se deshielan. Hay un miedo progresivo y eso, provocado o no, es de preocuparse. Si la naturaleza es una madre y está teniendo algún tipo de venganza con nosotros (…ta madre), pues tal vez lo que quiera es que hagamos las paces con ella. El asunto está en saber ahora qué tipo de reconciliación quiere ella.
En Panamá mientras hace un calor infernal, literalmente. (Aunque no sé si deba decir eso después que el Vaticano dijese, que en el infierno no hay fuego. Ellos saben de primera mano). Ahora resulta que es nuestra culpa. Lo peor es que fue un proceso sin reversión. Lo hecho, hecho está. Lo único trágico es que si los “expertos” tienen razón pronto acabaremos hambrientos, sedientos y con el agua hasta el cuello. Por si las moscas, cuida tu espalda y cuida a la tierra.